Esta versión, basada en lo expresado en el libro de los 75 Años, expresa de manera corta algunos datos que explican el origen del club, el por qué de sus colores y la razón de comentario común de por qué “nacio grande”, lo cual es realmente cierto.
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¿Por qué se funda Pucará?
El Club Pucará fue fundado en 1939. Y en 1943. En todo caso, estamos seguros que fue un 12 de octubre por la tarde y en el mismo lugar, Olleros 2120, en el porteño barrio de Colegiales. En verdad y comprendiendo que sus logros requerían un mayor espacio para desarrollar el deporte, y entendiendo que el tercer tiempo era parte vital del juego de rugby, los fundadores, todos jugadores de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires decidieron en 1939 que iban a fundar un club si en el suyo no les permitían celebrar adecuadamente el tercer tiempo y darle más importancia al juego según exigían los méritos conseguidos. Ya con la decisión tomada en 1939 y sin tener un nombre, los jugadores decidieron darle una oportunidad a su viejo club, esperando cambios que nunca llegarían. Entonces pasaron 4 años hasta la decisión final, que sería aquél 12 de octubre de 1943. Ya en abril de ese año había nombre y antes de fin de año ya estaban inscriptos en rugby, hockey, beisbol y softbol. Hubo colores antes de comenzar los campeonatos, que no eran los que se habían conversado previamente, pero los que fueron a hacer las camisetas y los pantalones le dieron un giro cromático según sus preferencias en el fútbol. El cóndor ya había tomado vuelo.
Pucará fue fundado en los valores del juego, en la comprensión de lo mucho que aporta el deporte a las personas y sus familias, y en la celebración de la integración social que es el tercer tiempo.
El Club Que Nació Grande
Los fundadores llegaban laureados por estar entre los mejores equipos de Buenos Aires y con el título de campeones de 1943, el mismo año e que fundaron al Club Pucará, esta vez con hechos concretos. Por eso no extrañó a nadie que, cumpliendo con las reglas de la Unión Argentina de Rugby de empezar desde la categoría más baja, hayan salido campeones invictos de Tercera y de Segunda en sus dos primeros años deportivos. Y en el tercero, el campeonato de Primera División. Había nacido la década de oro del equipo que recaló en Burzaco buscando un lugar apropiado para poder crecer, instalando en la zona sur un ícono deportivo y social. Al campeonato de 1946 se suma el de 1950, y siete segundos puestos. Y al mismo tiempo, los 9 campeonatos de béisbol y softbol obtenidos hasta 1949, cuando se decidió no presentar más equipos de esos deportes. Mientras tanto, el hockey masculino aportaba dos jugadores a la selección argentina de 1951 aunque luego el deporte continuaría en Burzaco sólo con las damas. Hasta el año 2019 Pucará fue campeón de su Unión dos veces (1946 y 1950), y disputó la final del Seven en 24 oportunidades en sus 75 años de historia, logrando 15 títulos de campeón, y dos veces por cuatro años consecutivos. En 1952 fue el primer equipo de club de Argentina en batir a un seleccionado extranjero, triunfando ante Irlanda por 11 a 6. Y fue también un jugador de Pucará quién le apoyó un try del seleccionado nacional por primera vez a un seleccionado extranjero.
La República Independiente de Burzaco
Buscar un predio no sería fácil para quienes no contaban con el dinero para hacerlo. Y el sur del conurbano bonaerense era todo un desafío, con muchos habitantes que prometían nuevos jugadores. Ir a Burzaco era como plantar un árbol, pero no de retoño, sino trasplantar uno que ya era fuerte. Había una quinta en el partido de Almirante Brown que podía ser el lugar, aunque los precursores no sabían que ese predio era mágico. Fue Jorge Torres Viñas el ferviente impulsor de avanzar sobre el sur. Y fue Carlos Cazenave el que encontró el predio, y que además aportó el dinero de su casamiento para colaborar con el boleto. Luego sería nuevamente Torres Viñas quien hizo hipotecar la casa de su tía para paliar algunas situaciones económicas y dejar el club en condiciones. “La Carmita”, la quinta adquirida por los valientes muchachos sería la casa donde hoy los herederos de la dinastía azul y roja hacen valer el orgullo de los viejos guerreros, y poniendo sobre la cancha todo eso que nos enseñaron nuestros mayores.
El Club Pucará tiene su lugar en el mundo en la calle Falucho, que no tenía número, hasta que le otorgaron el 766, que es la dirección de la viejo acceso, hoy cerrado, que daba directamente al espacio que está detrás de la cancha nº 1 de rugby. La quinta tenía el acceso por ese lugar, aunque actualmente el acceso peatonal y ehicula principal está en la esquina de Falucho y la calle Colombres, ya no es más aquélla calle de tierra con un enorme zanjón del lado opuesto de donde se rescataron autos y amigos.
El Viejo Pucará
La quinta La Carmita quedó chica para albergar tanta pasión, porque Pucará es un club de puertas abiertas, tal como lo soñaron sus fundadores. Es por eso que se adquirió un predio a unas 15 cuadras del club principal, llamado “El Nido” en alusión al lugar donde crecerán los “cóndores” que defenderán los colores amados. Su himno reza “con su rojo que es el del fuego, con su azul que es el del mar”, los colores que nunca cambiaron ni cambiarán y que identifican esa pasión que se siente apenas pasás la puerta de acceso, o cuando saltás a la cancha uno pasando por la tranquera que franquea el paso a nuestros mejores jugadores.
Bienvenidos son a Burzaco todos aquéllos que entendieron las enseñanzas del rugby, la pasión por el juego y la lealtad para jugarlo. Nosotros intentamos levantar las banderas de la pasión, el trabajo y la disciplina. Y, a través de los años, lo seguimos logrando.